jueves, 13 de agosto de 2015

A la Chica Libélula, no le gustan los cuentos. Si no, hubiera empezado esto con "Erase una vez..."
en realidad si le gustan, pero es un secreto. Ella es una chica dura, de esas que un día se pusieron una armadura enorme, la cerraron con un candado y ahora no encuentran la llave. Una chica dura con el corazón de gominola.

Se estira como mi gato y adora comer con las manos. Luego se lame los dedos y pone una sonrisa de pilla. Una de esas mujeres que seducen sin querer hacerlo. No se da cuenta, pero va por la vida enamorando extraños que se cruzan con ella cuando va caminando entre los coches. A los mojitos les echa angostura y a la vida, ganas. Creo que quiere comérsela. También con las manos. Habla con pasión, prefiere hacer el amor.
Toda ella es un misterio, pero un misterio con los calcetines bonitos. Es uno de esos misterios que te apetece resolver. Un laberinto por recorrer. Una espalda que escalar. Un sueño que velar. Es "pequeña" y tiene los labios rojosavecesazules y siempre mordisqueables.

Le gusta el chocolate. Y si algún día se queda afónica, nos mandara a callar a todos sólo con levantar un dedo. Creo que sabe hacer magia. Pero seguro que eso también es un secreto.
Ella vuela, aún no la he visto, pero es la Chica Libélula. Seguro que sabe volar. Por eso también sabe escaparse. Y por eso tienes que acercarte a ella poquito a poco, como cuando te acercas a un gato callejero que no quieres que salga corriendo.
Poquito
a
poco.

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