jueves, 13 de agosto de 2015

Hasta el humo de tu cigarro.


Si supieras que la única foto que tenemos para la posteridad esta perdiendo el color de tanto mirarla. Si supieras lo que echo de menos mirarte mientras tu no me miras. Si supieras que me estoy volviendo loca buscándote en cada esquina de una ciudad en la que nunca has estado. Si supieras que el echarte de menos me esta matando lentamente... por no hablar de los recuerdos que me invaden produciéndome ese sentimiento de no tocar fondo con el pie en pleno mar lleno de olas. Tengo que confesarte que me encantaba ser tu despertador por las mañanas y ver como te hacías la remolona en la cama, mientras yo te daba los buenos días tan dulces que empalagaban. Que eramos la piezza perfecta de nuestro puzzle, acurrucándonos en el sofá como si se tratara de un tetris con todos los niveles superados. Si supieras que somos dos corazones con un mismo latir, si supieras que estar encerrada nunca ha sido tan bonito como lo fue contigo, que estaba dispuesta a decorarte la jaula y tallar nuestro nombre en cada chapa de acero de sus barrotes. Si supieras que comer a tu lado hacia delicioso cada plato y que cada vez que vertías una lágrima, mi mundo se desmoronaba y mis brazos eran como imanes junto a los tuyos. Si supieras cuanto echo de menos verte dormir, estar abrazada tumbada junto a ti, comer contigo echándole ovarios a la vida y huevos a a quien nos la quisiera joder, el hoy por ti mañana por mi. Si supieras cuanto echo de menos tus caricias que erizaban incluso la piel más insensible. Las noches en las que podíamos estar hablando horas y horas y los trapicheos amorosos entre otros. Joder, es que echo de menos hasta el humo de tu cigarro en el descanso.

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