miércoles, 25 de noviembre de 2015

Lo intento, he estado intentándolo por días, horas y segundos, luchando contra esto que me araña por dentro, peleando contra esta ansiedad brutal, contra este amor ridículo y dañino que no tiene sentido, que no debe existir, esta obsesión, esta obnubilación total que me provocaste, que me provocas, que causas en mi sin siquiera sospechar.
Pero me sobrepasas, me arrasas, creo que lo estoy logrando pero apareces y me caigo, me arrastro de nuevo, con el agua al borde de los ojos, con un grito interior que me ahoga y que no puedo expresar, que no puedo soltar.
Apareces ahí, arrogante, seguro, extravagante, gracioso, brillante. Y yo me desarmo, me hundo en esta ansiedad infinita, en este deseo imposible de hablarte, de llamarte, de querer que me veas, de querer ser alguien para ti.
No puedo parar esta adicción, no puedo dejarte ir, no puedo dejar de poblar mi mundo con tu existencia, con tus palabras, con tu voz, con tus labios y tu semisonrisa altanera. Con esos ojos de abismo que aún así, de esta forma tan lejana, me traspasan hasta estrujarme por dentro, hasta pulverizarme las venas, hasta hacerme temblar.
Qué voy a hacer. Qué debo hacer.
Cerrar toda puerta, borrarte de mi mapa, convencerme de que no existes, matarte en mi mente. Es la única salida.
¿Lo lograré?

No hay comentarios:

Publicar un comentario