Pero me sobrepasas, me arrasas, creo que lo estoy logrando pero apareces y me caigo, me arrastro de nuevo, con el agua al borde de los ojos, con un grito interior que me ahoga y que no puedo expresar, que no puedo soltar.
Apareces ahí, arrogante, seguro, extravagante, gracioso, brillante. Y
yo me desarmo, me hundo en esta ansiedad infinita, en este deseo
imposible de hablarte, de llamarte, de querer que me veas, de querer ser
alguien para ti.
No puedo parar esta adicción, no puedo dejarte ir, no puedo dejar de poblar mi mundo con tu existencia, con tus palabras, con tu voz, con tus labios y tu semisonrisa altanera. Con esos ojos de abismo que aún así, de esta forma tan lejana, me traspasan hasta estrujarme por dentro, hasta pulverizarme las venas, hasta hacerme temblar.
Qué voy a hacer. Qué debo hacer.
Cerrar toda puerta, borrarte de mi mapa, convencerme de que no existes, matarte en mi mente. Es la única salida.
¿Lo lograré?
No puedo parar esta adicción, no puedo dejarte ir, no puedo dejar de poblar mi mundo con tu existencia, con tus palabras, con tu voz, con tus labios y tu semisonrisa altanera. Con esos ojos de abismo que aún así, de esta forma tan lejana, me traspasan hasta estrujarme por dentro, hasta pulverizarme las venas, hasta hacerme temblar.
Qué voy a hacer. Qué debo hacer.
Cerrar toda puerta, borrarte de mi mapa, convencerme de que no existes, matarte en mi mente. Es la única salida.
¿Lo lograré?
No hay comentarios:
Publicar un comentario