He vuelto a escribir, no porque éste triste o tenga ganas de morirme
y no tenga a quien contárselo sin que se preocupe ni mucho menos. Estoy
en Lisboa y he vuelto a escribir, tengo la mala noticia de que soy
consciente de que mi memoria hace tiempo que no funciona al 100% y
quiero escribir antes de que me olvide de lo que he conseguido y hasta
donde he llegado o incluso de quien soy. Puede que un día no recuerde ni
mi nombre o que la muerte me de el regalo de acordarme de todo aunque
sea al final de mi vida, porque aunque suene raro, sí, la muerte a veces
también trae regalos, pero eso ya lo explicaré más adelante.
A
veces me vienen recuerdos pasados, llamados "flashes" en esta era tan
moderna donde el Inglés se hace imprescindible para la comunicación
actual. Aquí en Lisboa los aviones vuelan muy bajos, es impresionante,
parece que te van a rozar los cabellos, y me he visto a mi hace dos años
encerrada en el Instituto de Trastornos de Alimentación de Barcelona
mirando al cielo en busca de aviones que pasaban muy de vez en cuando y
he conectado con el sentimiento de cuando los miraba entonces, deseando
estar en uno de ellos con el destino de camino a casa y no allí
encerrada viendo como las estelas se difuminaban hasta desaparecer.
Por cada avión, el deseo de volver a casa.
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