viernes, 9 de diciembre de 2011

Las piedras del corazón.

Si por Adolfo Hitler fuera, tu y yo no estaríamos aquí contando esta historia, tú por maricón, y yo por estar peor que Juana la loca. Solo tendríamos dos opciones, enrollarnos y fingir sentir atracción el uno por el otro, o darnos a la fuga. También nos quedaría la opción de matar a todos los homofóbicos y a los mal pensados, pero esa tercera opción seria demasiado arriesgada. Gracias a ese dios que no existe, otros hicieron el trabajo sucio por nosotros dos; y eso que todavía queda mucho cabrón suelo y muy pocas balas. Encontrar a alguien como tú fue el alivio total de toda una guerra mundial y propia. (¡Gente ignorante a los que antes teníamos miedo, que ardan en el infierno, no los queremos !) Encontrar a alguien como tú, fue como un refugio lleno de piedras que poco a poco vamos quitando para poder entrar. Cada piedra es un alivio liberado, cada piedra es un sentimiento acelerado, pero siempre en secreto compartido.

3 comentarios: